Diego Castaño López nació en 1975, en el albor de un gélido invierno vallisoletano.

Siendo niño se dejó fascinar por los susurros de la lectura y del cine, que hicieron de él un rastreador de incertidumbres.

Desde ese fervor casi invariable por la duda cursó estudios de Historia en la Universidad de Valladolid y finalizó en 2016 un Máster en Estudios Avanzados en Historia del Arte en la Universidad de Salamanca.

Amante confeso del silencio, de la belleza del páramo castellano, del aplomo del Románico y de las correrías del Cid. Zamorano de adopción, profesor de Enseñanza Secundaria, viajero impenitente por los contornos de la fantasía y de los sueños. Su querencia por los maestros del dibujo y de la ilustración, en especial los del cómic (siente debilidad por Hugo Pratt, Jiro Taniguchi, Antonio Hernández Palacios, Hergé y Hal Foster), y la evocación indeleble de la infancia, le pusieron tras los pasos de José Ramón Sánchez, a quien estima como a uno de los más lúcidos representantes del arte de dibujar en España de todos los tiempos.